Dr. Víctor H. Loo A.

2/11/10

Psicoeducación


Se entiende por salud mental en psiquiatría como en otros ámbitos, como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.

La dimensión positiva de la salud mental se destaca en la definición de salud de la OMS: «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». La psicoeducación es relevante para la salud mental y la psiquiatría infantil yde la adolescencia.



La enfermedad mental en la especialidad de psiquiatría infantil y de la adolescencia, es una alteración de los procesos cognitivos y afectivos del desarrollo, considerado como anormal con respecto al grupo social de referencia del cual proviene el individuo.

Se encuentra alterado el razonamiento, el comportamiento, la facultad de reconocer la realidad o de adaptarse a las condiciones de la vida.

Dependiendo del concepto, algunos autores consideran más adecuado utilizar en el campo de la salud mental el término "trastorno mental" (que es el que utilizan los dos sistemas de clasificación en psiquiatría más importantes en la actualidad: la CIE-10 de la Organización Mundial de la Salud y el DSM-IV-TR de la Asociación Psiquiátrica Americana. Sobre todo en aquellos casos en los que la etiología biológica no está claramente demostrada, como sucede en la mayoría de los trastornos mentales. Además, el término "enfermedad mental" puede asociarse a estigmatización social. Por estas razones, este término está en desuso y se usa más trastorno mental, trastorno o psicopatología.
El concepto enfermedad mental reune un buen número de enfermedades de muy diversa índole, lo que hace difícil definir de una forma sencilla, por lo que se tiene que hablar de cada enfermedad o trastorno en particular e incluso individualizada ya que cada persona puede sufrirlas con síntomas algo diferentes.

La psicoeducación se refiere a la educación o información que se ofrece a las personas que sufren de un trastorno mental, aunque este tipo de intervenciones psicológicas en psiquiatría infantil también incluyen el apoyo emocional, la resolución de problemas y otras técnicas.

La realidad es que algunos profesionales confunden la psicoeducación con la información u orientación que se da a una persona o a la comunidad sobre aspectos de la salud y enfermedad en general, o del proceso de la atención médica en una institución, pero que realmente pertenecen estas actividades a lo que se conoce como "educación para la salud", de los programas de prevención, que también hace mucha falta.


Incluye la psicoeducación cursos de entrenamiento para el paciente dentro del contexto del tratamiento de su enfermedad física y mental, y también se incluyen miembros de la familia.

La meta es que el paciente entienda y sea capaz de manejar la enfermedad que presenta, sintiendose auxiliado con el especialista en psiquiatría infantil y de la adolescencia y su equipo multidisciplinario.

De igual manera, se refuerzan las fortalezas, los recursos y las habilidades propias del paciente para hacerle frente a su enfermedad, y así evitar una recaída y contribuir con su propia salud y bienestar. La base teórica propone que entre mejor conozca el paciente su propia enfermedad, mejor puede vivir con su condición.

Debido a que, con frecuencia, es difícil para los miembros de la familia y para el paciente aceptar el diagnóstico, la psicoeducación también tiene la función de contribuir a la no estigmatización de los trastornos psicológicos y a disminuir las barreras para el tratamiento.

La psicoeducación, a través del conocimiento de las causas y efectos del trastorno o la enfermedad, a menudo ensancha el punto de vista del paciente acerca de su enfermedad y afecta al paciente positivamente. De esta manera se disminuye el riesgo de recaída. Los pacientes y los miembros de la familia que están mejor informados sobre la enfermedad se sienten menos impotentes.

Algunos elementos importantes en la psicoeducación son:

  • La transferencia de la información (sintomatología de los trastornos, causas, repercusiones biológicas, psicológicas y sociales, formas en que se mantiene la alteración, conceptos del tratamiento, formas de involucrarse en los cuidados y de prevenir las recaídas, etc.).
  • Descarga emocional y manejo de la ansiedad (entender para animar, cambio de experiencias con otros, preocupaciones, contactos etc.).
  • Apoyo con medicamento o tratamiento psicoterapéutico, al mismo tiempo que se promueve la cooperación entre el profesional en psiquiatría, el paciente y su familia (conocimiento de efectos y riesgos, conformidad, adherencia).
  • Apoyo para la autoayuda (ej. entrenamiento tan pronto como se reconozcan las situaciones de crisis y los pasos que se deben emprender luego, para ser capaz de ayudar al paciente).
La psicoeducación puede ser individual, grupal, familiar, incluir a los pacientes, realizarse en un entorno clínico o en el hogar; tener una duración de horas, días y hasta años. En definitiva implica una gran variedad de enfoques, desde aquellos que enfatizan la entrega de información específica, a aquellas que privilegian el apoyo mutuo, aprendizaje de técnicas específicas, o practicar la resolución de problemas cada vez mejor.

El niño enfermo corre el riesgo de desarrollar problemas emocionales relacionados con su enfermedad. A diferencia de los niños que tienen enfermedades temporles, como la influenza, el niño con una enfermedad crónica (como los trastornos mentales) tiene que enfrentarse a la realidad de que la enfermedad no va a quitársele y que hasta puede ponerse peor. La Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia conoce que la mayor parte de estos niños al principio se niegan a creer que están enfermos y después sienten culpabilidad e ira.

El niño pequeño que no es capaz de entender por qué se enfermó puede asumir que está siendo castigado por ser "malo". El/ella se puede enojar con sus padres y con sus médicos porque no pueden curar la enfermedad. Puede reaccionar fuertemente si lo miman mucho, si lo embroman, o si recibe cualquier otro tipo de atención. Los tratamientos incómodos y las restricciones a su dieta o actividades pueden amargarlo y hacerlo reservado. Para ayudar al niño a manejar la enfermedad se tiene que darle información sincera, precisa y apropiada para su edad, para así ayudarlo a que pueda entender, y mejorar su estrategias de afrontamiento con mayor adaptabilidad y funcionalidad.

Así también, el adolescente enfermo de larga duración o de enfermedad crónica puede sentir que le halan en direcciones opuestas. Por un lado debe de ocuparse de su problema físico, de su crecimiento, de su nueva forma de pensar, lo cual a la vez de querer ser autónomo, requiere depender y necesita de sus padres y médicos en tanto llega a la madurez y decidir lo que mejor le conviene. Por otro lado, el adolescente quiere ser independiente y participar con sus amigos en varias actividades. Cuando el adolescente con una enfermedad crónica trata de disminuir o de dejar de tomar sus medicamentos sin consultar con el médico, ello demuestra un deseo normal de un adolescente quien quiere demostrar que tiene control de su propio cuerpo, y se niega a una supervisión estrecha de su enfermedad y sus actividades.

Las enfermedades crónicas pueden causar problemas en la escuela incluyendo el tratar de evitar asistir a ella. Esto puede aumentar su soledad y hacerlo sentirse diferente a los otros niños. Es importante que los padres ayuden al niño y al adolescente a mantener una rutina lo más normal posible. Los padres que quieren ayudar a su hijo en todo lo posible deben de estar conscientes, no sólo de su enfermedad, sino también de sus dotes o talentos. Los siquiatras de niños y adolescentes sabemos que si se aísla o sobreprotege al niño, él nunca aprenderá a socializar o tendrá dificultad en separarse de los padres cuando sea tiempo de participar en actividades escolares y fuera del hogar. El estar en contacto con otras personas que se han adaptado a vivir con una enfermedad crónica puede ser muy beneficioso para el niño, de ahí la importancia de acudir a grupos de autoayuda, aunque en México aún son muy escasos.

Durante los períodos prolongados de hospitalización y/o de recuperación en la casa, los niños ya dolescentes pueden desarrollar excelencia en una afición (hobby), o desarrollar un talento especial, como el arte, los modelos de aviones, buen manejo del internet, u otros idiomas. También pueden tratar de aprender todo lo relacionado con su enfermedad., pero habrá que estarles orientando cada vez. Estas actividades son saludables desde el punto de vista emocional y deben de estimularse.

Los niños y adolescentes con enfermedades crónicas, que no necesariamente sean del área de la salud mental, pueden recibir la atención no nada más de un sólo médico, sino de un equipo de especialistas médicos. Este equipo se recomienda que incluya a un psiquiatra de niños y adolescentes, quien podrá ayudar al niño y a la familia a desarrollar un sistema de vida emocionalmente saludable ante la enfermedad y sus efectos, con mayor funcionalidad.

Por último diré, que en Europa ya se cuenta desde hace años con psiquiátras para niños sanos, y en México nos hace falta mucho por recorrer, y alcanzar las mejores oportunidades de un buen desarrollo a nuestros niños y adolescentes.

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